martes, 24 de abril de 2012

Donde todo empieza.



Sentado, soñando dentro de sí mismo, empuñaba la guitarra, como si de un arma inofensiva se tratara.
La cogía con fuerza, de una manera firme, y al mismo tiempo con una delicadeza similar a la de una mano que guarda un gorrión herido.

Él a cuerda pinzada, las primeras notas.
Ella, con ganas de escuchar la nota que viene después.
Traste arriba, traste abajo, desnuda a la guitarra.
Ella, se adentra en la música, le tiemblan los pies.

Él, alargando las notas, se convierte en música.
Ella, con la mirada perdida, serpiente encantada.
Allegro, él se concentra en no fallar un acorde.
Ella, comprende y pronto sonríe, embobada.

Él a cuerda frotada, sonriendo con ritmo.
Ella, siguiendo sus manos con la mirada.
La canción acaba, las notas se apagan.
Ella, serpiente embobada... Enamorada.


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lunes, 16 de abril de 2012

¿Acampamos?




Naces de una semilla, pequeña, insignificante, frágil, fácilmente perdible. Pero naces.

Y ahí empieza el proceso. Desde el suelo, no sabes cuán alto vas a llegar, ni lo cerca que vas a estar del cielo.

Un libro en blanco se abre ante tí, ofreciéndote una suave pluma con la que escribir tus pasos.
Vives en un ecosistema hecho a tí, amoldado a tus raíces. Puedes alimentarte de lo que se te ofrece, y enriquecerte con nutrientes que intervienen en tu vida día tras día.

Un tallo inocente y feliz, algo endeble, pero con ilusión por alcanzar algún día las nubes.
Tus sueños afloran de cada gota de savia que corre por tus venas. Y crees en ello.

Pasan los años y duele, es complicado; pero sin darte cuenta tu tallo se convierte en un tronco que cada vez será más duro. Ya no recuerdas lo maleable que podías llegar a ser. Tu corteza está creciendo en ti, y tus sueños cada vez quedan atrapados en una parte oculta de tí. Cada vez más adentro.

A lo ancho y a lo largo, hacia arriba y hacia abajo.
Es curioso, incluso irónico. Cuanto más cerca estás del cielo más tienes los pies en la tierra, como si estuviesen atados a ella.
Soñar sigue estando al alcance de un pensamiento, y tan lejos como real es la realidad.
Llueve, nieva, graniza, y tu tronco lo para todo. Se daña, envejece, se estropea, pero hace su función.
¿Y el tallo? Pues en el interior, ajeno a las lluvias y a la erosión, cohibido y ansioso. Olvidado.
Piensas en plantarte, en detener ese viaje hacia lo más alto. Te cansas.

Te propongo, acampar. Acampar en mitad de tu crecimiento. Pedir a los anillos de tu tronco que pongan la pausa a su tiempo. Construyamos una casa alrededor de tu árbol. Y descansa.
Mira hacia abajo, siéntete orgulloso del camino recorrido hasta ahora, y mira lo alto que has llegado ya. Ahora, mira hacia arriba, y no veas lo que queda por subir, sino quédate con lo alto que puedes llegar.

Márcate un "imposible" por meta, pero ten siempre un camino, una dirección. ¿Inventada? Me parece bien, pero nunca, nunca dejes de soñar.


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